Queridos amigos:

Demasiado tiempo «enmimismada».
¡Qué bien encontraros de nuevo y tan atareados!

Quería preguntaros algo que va de tiempos verbales. Todos sabemos que son relativos, adaptables…, que no siempre un presente es tal, sino que puede tener sentido tanto de futuro (Llegan dentro de unas semanas) como de pasado (América se descubre en 1492). O que un condicional deja de serlo cuando lo utilizamos para pedir algo (Querría esos zapatos de ahí). Y que el pretérito perfecto simple sirve para hablar de ayer (Fui al cine ayer), pero el compuesto puede referirse a todo un año (Este año no ha sido muy bueno). Son valores trasladados, y hasta ahí no tengo ningún problema.

Pero me he dado cuenta de que yo hago un tipo de traslado que no sé si es común en el habla de los demás o se trata de una incorrección mía.

Para situarnos, sabed que tengo dos hijos. Apenas se llevan dos años y nacieron hace mucho tiempo. Pero uno nació en Madrid y siempre uso el pretérito perfecto simple (nació) cuando me refiero a este hecho. Sin embargo, apenas dos años después como he dicho, llegó la niña, y aquí es donde marco la diferencia porque siempre digo que ella «ha nacido en Irun».

No puedo achacar esta distinción al tiempo transcurrido desde las dos fechas, porque, desde la perspectiva de hoy, las dos son igual de lejanas y télicas. Ambos nacieron una sola vez, porque «nacer» no se prolonga en el tiempo. He llegado a la conclusión de que no es la idea cronológica la que me guía, sino la idea psicológica.

Ya no vivimos en Madrid, pero sí continuamos en Irún, luego es evidente que asocio un hecho en el pasado a una referencia locativa familiar.

¿Os parece natural este uso de los tiempos verbales? ¿Os suena extraño acaso?

Lo pregunto en un momento en el que parece que el pretérito perfecto simple se está imponiendo de tal manera en el lenguaje que no sé si llegará a anular por completo el pretérito compuesto. Tengo la impresión de que algunos tiempos verbales están cayendo en desuso y que con ellos se van muchos matices del pensamiento.

Expresiones como «Recién la vi» o «Aún no llegó» son cada vez más habituales en mi entorno, mientras que, si digo que «en cuanto hubimos cenado nos fuimos a ver la tele», todos me miran «feo».

¿Será este cambio en el lenguaje otro más de todos los cambios que está sufriendo nuestra sociedad? Tengo la sensación de que es un puñado de arena seca entre los dedos que no tengo forma de retenerla.

Os agradezco cualquier comentario, que, como siempre, será para mí provechoso.

Un abrazo a todos.