Buenas noches, admirados amigos míos.
Desde hace un tiempo he estado recolectando algunas palabras o expresiones que, aunque son muy utilizadas en el lenguaje coloquial, no quedan nada bien cuando las escribimos. O no quedamos bien nosotros, mejor dicho, pues las pobres palabras son inocentes y ninguna culpa tienen de los teribles usos que algunos les damos.
Es bastante común caer en redundancias, epítetos tópicos y circunloquios, que como todos sabemos pueden afear una idea por buena que esta sea.
Con el permiso de nuestra querida jefa, colocaré aquí la lista de algunos de esos errores o imprecisiones que he podido pescar aquí y allá, y les agradeceré cualquier comentario o corrección que tengan al respecto, o que compartan más frases o palabras que podamos agregar a esta lista negra que es casi tan temible como las de los bancos o las que abundan en las dictaduras.
Muchas gracias por su tiempo, estimados. 🙂
Epítetos-tópico:
Fiel reflejo
Verdadera o auténtica pena
Pura verdad
Activa participación
Altos rascacielos
Sincero pésame
Blanca nieve
Parte integrante
Negro carbón
Mansos corderos
Verde hierba
Estrecha colaboración
Auténtica catástrofe
Plena confianza
Meridiana claridad
Ferviente deseo
Base fundamental
Alegre primavera
Redundancias:
Asomarse al exterior
Bajar abajo
Bifurcarse en dos direcciones
Caso muy extremo
Constelación de estrellas
Coordinadas entre sí
Dentro del seno del equipo
Casualidad imprevista
Clímax máximo
Ejemplo práctico
Enfermedades patológicas
Idiosincrasia particular, propia
Divisas extranjeras
Entrar dentro
Encargado de la misión de…
Hablar tres idiomas diferentes
Hacer especial hincapié
Hijo primogénito
Injerencia en los asuntos ajenos
Insistir de nuevo (Nota mía: si es la primera vez que insiste, el «de nuevo» sobra. Supongo que se puede «volver a insistir, si se insiste por segunda vez o más, como cuando cortejamos a una chica que no nos quiere. ¿O acaso eso es «seguir insistiendo»?).
Interconectados entre sí
Paradigma ejemplar
Peluca postiza
Protagonista principal
Poco entreabiertas (un)
Prever con antelación
Hoy en día
La biografía de su vida
Monopolizó completamente
Progresar hacia delante
Retroceder hacia atrás
Melodía musical
Regalo gratuito
Historia pasada
Hechos verdaderos
Todos sin excepción
Experiencia pasada o anterior
Lapso de tiempo
Hace años atrás
Repite de nuevo
Desternillarse de la risa
A la misma vez
Completamente gratis
Conclusiones finales
Constelación de estrellas
Falso pretexto
Hemorragia de sangre
Opinión personal
Peligro potencial
Planes futuros
Primero comenzó
Recordar de memoria
Regimiento de soldados
Reiterar de nuevo
Resumir brevemente
Mes de octubre o día lunes
Proyecto de futuro
Salir afuera
Seguir detrás
Soler ir a menudo
Vigente en la actualidad
Volver a releer, resurgir, retomar, etc.
Acceso de entrada
Accidente fortuito
Horas del día
Meses del año
Actualmente en vigor
Garantía absoluta
Aterido de frío
Base fundamental
Beber líquidos
Carta por escrito
Conocer por primera vez
Erario público
Funcionario público
Experiencia anterior
Falso pretexto
Opinión personal
Hablar tres idiomas distintos
Chico joven
Plan futuro
Jovenes cachorros
Partitura musical
Veredicto final
Tubo hueco
Circunloquios
Tener conocimiento de = conocer
Tener en cuenta = considerar
Estar en condiciones de = poder
Efectuar una llamada telefónica = llamar por teléfono
Hacer saber = comunicar
Poner de manifiesto = manifestar
Evolución descendente = descenso
Evolución ascendente = ascenso
Ser de la opinión de = opinar
Interrumpir el curso de = atajar
Dar comienzo = comenzar
Dar por finalizado = finalizar
Llevar a cabo = efectuar
Hacer público = publicar
Dictar resolución de revocación = revocar
Ser objeto de agresión = ser agredido
Proceder al archivo = archivar
Dar autorización = autorizar
Dar aviso = avisar
Hacer uso = usar
Darse a la fugar = fugarse
Hacer acto de presencia =presentarse
Es por esto que = por esto
A juicio del= según el
Al objeto de = para
Por espacio de = durante
sin opción de = sin
a bordo de = en
basamentar = basar
inicializar=iniciar
clarificar=aclarar
influenciar=influir
¡Y cuántas más, que no he encontrado! Yo las uso a diario. Por eso, al leer la lista me muero de vergüenza. ¿Será culpa de la televisión y de las malas traducciones de películas? Como dicen por ahí: «una mentira repetida mil veces se convierte en verdad».
Y más bien mejor los dejo, para no seguir abusando y aprovechándome reiteradamente de la santa paciencia de todos sin excepción, pues ya llevé a cabo el objetivo final de dejar aquí y en este preciso lugar mi opinión personal sobre este tópico tan común y repetido. 😀
Un abrazo con mis brazos.
PD: No dejo las referencias porque fueron varias y ya no recuerdo cuáles ni de dónde ni por qué. Espero que sepan perdonarme.
Buenas tardes:
¡Magnífico, Dewekkerf! (Vaya, no he hecho más que empezar y ya he caído en una redundancia 🙂 ). Me agrada el tema de tu nueva exposición (es casi un tratado, je, je) porque a mí también me llama la atención lo que pones al descubierto acerca del poco cuidado que tenemos (yo no me salvo, que conste) en el trato a nuestro indefenso idioma, sobre todo en el lenguaje oral. Por eso opino que la relación de errores, defectos y defectillos que has confeccionado es muy meritoria. Enhorabuena, pues, y gracias por compartir esa información con nosotros.
¿Nos pides que aportemos algunos casos para añadir a esas listas? Pues, chico, nos lo has puesto muy difícil, ya que con esa abundancia de datos nos has dejado sin palabras en sentido figurado y en sentido literal.
En fin, rebuscando por aquí y por allá he dado con algunas expresiones que podrían considerarse tópicos o redundancias, pero como no tengo plena seguridad, lo dejaremos en que son simples propuestas. En cualquier caso, éstas serían de segunda división:
Epítetos tópicos:
-Pobre de solemnidad.
-Sol de justicia.
-Verdad como un templo (una).
-Serpiente multicolor (ciclismo).
-Ducha reconfortante.
-Marco incomparable.
Redundancias:
-Nexo de unión.
-Raudo y veloz.
-Grandes latifundios.
-Pequeños minifundios.
-Horizonte lejano.
-Firme soporte.
-Primeros auxilios.
-Medio ambiente.
Y nada más por el momento. Un abrazo general para todos. 🙂
Buenas noches:
Voy a hacer una incursión rápida para dar mi opinión personal sobre este tema tan interesante que nos plantea Dewek.
Empiezo dando mi opinión sobre dos pares de términos que citas, estimado Dewek. Yo quitaría de la lista «influenciar», ya que es sinónimo de «influir». También quitaría «inicializar» porque tiene un sentido diferente a «iniciar» y su uso está restringido a la informática. No es lo mismo iniciar un programa informático que inicializarlo. Según parece —yo no recuerdo haberlo oído usar por aquí como sinónimo de «iniciar»—, «inicializar» se ha podido extender a otros contextos con el sentido de «iniciar», quizá por similitud de la forma de las palabras o una interpretación del original en inglés (initialize).
Entiendo que dejamos a un lado las figuras literarias o retóricas relacionadas con ellos y empleadas en la literatura y, especialmente, en la poesía —la perífrasis (circunlocución), el pleonasmo (redundancia)— y que se entiende que los epítetos son, en sí, adjetivos no restrictivos y que aluden a una cualidad natural expresada por el sustantivo. También entiendo que nos referimos al lenguaje escrito y damos por supuesto que su uso en la oral es común y normal.
¿Por qué el uso de circunloquios, redundancias y epítetos empobrece el lenguaje sí o sí? No creo que sea así. Estoy de acuerdo en que el empleo masivo, indiscriminado y reiterado sí que empobrece el lenguaje, pero su uso puntual o enfático y acertado no me parece censurable. Además, algunas de estas frases y expresiones se han convertido en combinaciones tan habituales que, sin la repetición, el epíteto o el rodeo innecesarios, sonarían algo extrañas en un contexto determinado.
Para no hacer este comentario tedioso de leer me voy a centrar en la redundancia. Las redundancias pueden llegar a estar justificadas por la necesidad de poner énfasis, diferenciar sentidos literales y metafóricos o ser claro cuando el contexto no lo deja así. Estoy contigo, Dewek; a veces podemos hablar de verdaderas y obvias redundancias y es aconsejable evitar su uso reiterado o sin objetivo claro. Sin embargo, aun en estos casos, no creo que sean siempre tan denostables. Por ejemplo, Entra dentro, que te estás empapando: pura redundancia, pero el semánticamente nulo «dentro» tiene una función completiva, es decir, que sin el adverbio esta frase queda algo coja. Con Sal fuera ocurre que, además, se queda en un monosílabo, lo que para mí no es muy idiomático tanto en el lenguaje hablado como algunas veces en el escrito. Si tomamos, por ejemplo, ese «asomarse al exterior» vemos que es un ejemplo de que también el contexto puede ser un factor decisivo y, de esta forma, lo que pueda parecer a simple vista una redundancia no lo sea; uno puede asomarse al interior de algo.
Señoras y señores, tenemos ante nosotros una lista muy completa, gracias a Dewek y a Robin, y un tema estupendo donde la controversia está servida. ¿Qué más se puede pedir? Estoy deseando leer vuestros comentarios sobre este tema.
Un abrazo.
Vaya de redundancias:
Hueco por dentro.
Erario público.
Hablando de campanas: doblar a muerto.
Abigarrado de colores.
Característico de su propia idiosincrasia.
Añado: Mendrugos de pan.
Buenas noches a todos.
Mis disculpas por haber entrado a opinar sobre la consideración o no consideración del pleonasmo o redundancia como vicio del idioma cuando no es lo que Dewek pide. Lo he hecho porque me parece que este es un tema muy interesante. El mismo DRAE tiene entradas para expresiones que muchos califican como redundantes:
La pregunta sería si las que aparecen en el Diccionario no serían censurables y las demás sí. Creo que está claro que no es así y que el DRAE no recoge, según lo expresado en su presentación, todo el léxico del español. Se entiende, pues, que el hecho de no estar registradas no implica que sean incorrectas o no aceptables.
¿Todas las redundancias son igual de condenables? ¿Cómo saber si una redundancia es simplemente expresiva, no elegante o un simple desacierto?
De las cientos, millares, de redundancias que uno se puede encontrar en un día, añado unas pocas más a nuestra lista:
abajo suscrito
adelantar un anticipo
ambos dos
antecedentes previos
autoridad constituida
autopsia de un cadáver
buena panacea
caída accidental
cállate la boca
campus universitario
colaboran juntos
completamente abarrotado
consenso de todos
crespón negro
deambular sin rumbo
desenlace final
efluentes líquidos
en vías de desarrollo
erradicar de raíz
estafeta de correos
exportar a otros países
factible de hacer
favorito a priori
genocidio colectivo
hipotético supuesto
homosexuales y lesbianas
improvisar sobre la marcha
insistir reiteradamente
juicio crítico
larga longevidad
lleno completo
mala inquina
menos X grados bajo cero (o una cosa o la otra: «menos» o «bajo»)
muerto que falleció
multa económica
mundo mundial
la mujer piloto, alpinista, etc.
optimizar al máximo
orquesta de música
panacea universal
par de gemelos
perdurar en el tiempo
periodo de tiempo
persona humana (no es redundancia si «humana» se emplea con el sentido de «comprensiva»)
portazo a la puerta (anda que no se dan portazos a las puertas)
precondición
prefijado de antemano
puño cerrado
querella criminal
réplica exacta
rodeado por todas partes
tablao flamenco
tregua y alto el fuego
volar por el aire/por los aires
Estamos tratando la redundancia en el léxico, pero no hay que olvidar que la redundancia en la sintaxis es abundante en el español. Y no es propia de nuestro idioma; hay redundancias en otros idiomas. En inglés hay bastantes, por ejemplo: in the city of X (X = name of the city); small in size; true facts; widow woman; repeat again; five different kinds of + noun; period of time; consensus of opinion … Muchas de ellas se dan también en español.
¡Hola, amigos míos! Muy buenas noches para todos. Por aquí, pues un poco triste porque el domingo llega a su fin, pero así debe ser: es la consigna. Gracias por su participación. Anotaré y estudiaré cada una de sus frases para evitarlas a toda costa.
Robin, mil gracias por pasar por aquí, y dejar tu valioso aporte. Para mí siempre ha sido una sorpresa que podamos hablar con otra persona. Digo, no tengo ni idea de cómo hacemos para echar mano a las palabras más o menos exactas o deseadas entre el montón que tenemos almacenadas en la cabeza, para irlas escupiendo una tras otra sin mayor reflexión. Es un prodigio, una proeza. Que el que escucha entienda lo que le decimos sin necesitar tres días para analizarlo, también tiene lo suyo. Al tiempo que va escuchando, su cerebro, cual transductor de última generación, va transformando esas vibraciones del aire en imágenes e ideas abstractas, qué maravilla. Así que pienso que es perfectamente perdonable que se nos escapen algunos errores al hablar, como cacofonías, elipsis indebidas, malas conjugaciones verbales, tartamudeos, muletillas, etc, porque aunque lo hagamos a los golpes (o al tantán) el simple hecho de hablar y entender lo que nos dicen es ya bastante milagroso en sí mismo. A veces, en las lamentables ocasiones en las que me ha tocado presentarme frente a un público para exponer cualquier cosa, ante el silencio general me pongo a pensar en esto y termino haciendo una exposición bastante pobre y alocada, porque olvido de qué iba a hablar y el miedo me impide improvisar para tener una salida más digna. También me pasa lo mismo al bailar. Cuando pienso: ¿De qué se trata esto? ¿Quién dijo que debíamos movernos así, y dar los pasos asao? ¿Cómo es que seguimos el tumtum de la música, quién o qué gobierna los movimientos de mis piernas y brazos?, pierdo el ritmo, y termino pisando a la pareja. Ella, al no aguantar el dolor del pisotón, me dice que está cansada, que le duele la cabeza o que tiene mucho calor, así que se va a sentar y no me vuelve a hablar en el resto de la noche para no dejar ninguna posibilidad de que la invite a bailar de nuevo. De manera que la vida cotidiana está llena de milagros, como sostener un vaso o bajar unas escaleras, como respirar o recordar una canción, porque nuestro cerebro es milagroso. Claro, el de algunos más que otros, como lo han demostrado ustedes en los magníficos juegos de adivinanzas. Es asombroso que escuchemos, que miremos, que sintamos, que entendamos, y que además podamos hablar. No por nada somos la única especie en el mundo que cuenta con ese don de manera desarrollada. Somos el robot con el mejor software de la naturaleza, a mucha honra. 😀
Los epítetos que colocas están perfectos para la lista. Debo decir que el de la verdad como el templo lo escucho a diario, y bueno, sigo pensando que hay que correrle a esas expresiones que se ponen de moda y las repiten en todas partes hasta que las agotan. Supongo que ser periodista (y hacerlo bien) debe de ser una tarea muy difícil, sobre todo porque no tienen toda la vida para redactar o corregir sus escritos. Lo de la ducha reconfortante lo escucho con frecuencia, o también «un sueño reparador». Recuerdo que Palahniuk comparó en uno de sus libros a las pinturas de arte rupestre con las manchas de calcio y caca que se van formando en el fondo de los retretes descuidados, jaja. Digo, el mundo está lleno de imágenes a las que podemos echarles la mano, si es que logramos romper el miedo a inventar. Así que caer con frecuencia en el uso de epítetos no delataría falta de vocabulario, sino de imaginación. Claro, inventar o ser original en este tiempo no es nada sencillo, porque cualquier idea que se nos ocurra, por original que parezca, seguro que ya se le ha ocurrido a otros tantos en este mundo sobrepoblado y que arrastra miles de años de historia. Por ejemplo, en estos días se me ocurrió que mi plan de vida era «escrivivir», y, al buscarlo en google para ver que tan ingenioso era, vi con tristeza que desde los ochenta aquello ya era un término que estaba de moda por todas partes.
Blasita, mil gracias también a ti por pasar por el tema, y dejar tus comentarios y nuevos términos para la lista. Los estudiaré, porque me parecen fantásticos todos y quiero aprender a evitarlos, como quien salta charcos porque lleva las suelas rotas.
Tienes razón, como siempre, con lo de inicializar, pues ya es un término técnico que ha sido aceptado en el DRAE. Inicar no es tan específico, pues en el plano informático o de sistemas lo comprendo más como un sinónimo de encender, de comenzar, y no de restaurar los valores de un programa a su condición inicial. Pero, respecto a influenciar, creo coincidir con el autor que recomendó sustituirlo por influir, ya que es más corto de pronunciar, más fluido, más directo, y bueno, al final significan lo mismo. Me gusta más el gerundio «influyendo» que «influenciando», no me preguntes por qué. Como para ahorrar un poquito de tinta, jaja, que podemos despilfarrar después con reflexiones sobre la inmortalidad del cangrejo. Como el papel está horriblemente costoso y las ardillas nos imploran que salvemos sus árboles, es mejor sintetizar un poco, siempre que no sacrifiquemos nada importante en el intento.
Muy acertados todos tus comentarios, e interesantes. Claro, el mundo no es maniqueo, ¿verdad? Nuestra realidad no es digital. Seguro que hay casos de redundancias válidas, que permiten darle mayor énfasis a la idea que se quiere transmitir. Como cuando le advertimos a un amigo que lo persiguen para matarlo. Gritaremos: «¡Corre a toda velocidad, huye lo más rápido que puedas!», y será válido, porque de verdad queremos que corra mucho para que no lo maten. También, se me ocurre un romántico: «Es que yo a ti te amo», así, apasionado, mirándola a los ojos y con el tono de voz que usaba Sandro en sus mejores años. Es obvio que podemos decir un simple: «Te amo», que incluye exactamente la misma información, pero no es igual de conmovedor, es como si le faltara algo, y quizá la chica reaccione con frialdad y nos diga: «Pero yo a ti no, cabezón». Pienso que, si vamos a usar una redundancia adrede, es importante que la analicemos bien antes, porque si nos equivocamos puede afear el texto.
Lo de «asomarse» es muy interesante. Quizá una técnica para evitar redundancias sea la de preguntarse: ¿de que otra manera puede realizarse el verbo? Como podemos asomarnos al interior, o a un microscopio, o a la cámara, o por la puerta entreabierta, entonces también podremos asomarnos al exterior, así que la aclaratoria es válida. Corre rápido, por el contrario, sí pareciera una redundancia injustificable, porque correr implica ir de prisa. Pero quizá podamos decir sin cometer pecado: «Corre a toda velocidad», que viene siendo una suerte de adverbio superlativado. 🙂
Madri, también las gracias a ti, por tu participación. Es una alegría leerte, en cualquier parte. A ti nunca te he leído una redundancia, y me pregunto si se te escapará alguna al hablar. Estoy seguro de que no.
Por cierto, también se comete con frecuencia el error de confundir «doblar» con el repique normal de las campanas que marca las horas o el comienzo de la misa. Este error lo comentemos especialmente cuando no hemos leído a Hemingway, y no sabemos que cualquier caído es parte de nosotros mismos… 🙂
Hueco por dentro. Esta la uso a diario, o incluso lo he dicho peor: tú sabes, es un tubito de 1/2″, así, hueco por dentro… y el verdedor que me escucha pone cara de que sí, que hablando con un buen nivel técnico se entiende la gente… El día que nos quedemos huecos por fuera, necesitaremos de la ayuda desesperada de Atreyu y su legendario auryn.
También está el asunto de ser políticamente correcto con lo de los géneros, que me parece bastante pavoso y aburridor, además de redundante: «Niños, niñas, señoras y señores, amigos y amigas…», y que se presta a errores como «Me dirijo a ustedes, estudiantes y estudiantas», o a maduradas: «Porque somos millones y millonas de…».
Dejo una más:
«Envío adjunto un anexo que…».
Bueno, me voy, pero no sin dejarles antes un fuerte abrazo a todos. ¡Feliz semana, España! 🙂
Magnífico hilo, enhorabuena. Atractivo tema, instructivas aportaciones e interesantes reflexiones de todos los participantes. (Don Dewekk, no deje de deleitarnos con sus cavilaciones, son muy interesantes; a mí me gustan).
Sobre las redundancias ya está todo dicho por mis anteriores opinantes. Hay algunas que son «técnicas» (para descubrirlas necesitas tirar del diccionario, salvadera con arenilla, por ejemplo), otras «necesarias» (como las ya llamadas de valor enfático), las que no los son de verdad («subir arriba» indica que vas a la planta inmediatamente superior a la que estás y no a otra más alta) y las redundancias «flagrantes». ¿Y esas cuáles son? Pues aquellas en las que si caes, te ponen casi la cara colorada: ese tubo hueco, esa pelota que es redonda, ese pulsador del ascensor que si vas al segundo le das al dos… Normal, no somos máquinas.
Y no me voy sin aportar modestamente un ejemplar a la brillante lista de redundancias redundantes made Blasita foro:
-Sonidos horrísonos
Al loro porque me parece que se va a poner de moda.
Abrazos para vosotros y muchos besos para vosotras.
Estoy con Milord en que es una estupenda entrada. Gracias a ti, Dewek.
Buena esa, Milord. Yo lo había visto como exageración (hipérbole): griterío horrísono, horrísono estruendo, etc. Lo que me gustaría que se pusieran de moda son las expresiones que se están perdiendo.
Estoy de acuerdo contigo, Dewek, en que «influir» es preferible a «influenciar» porque es una forma más breve y sencilla. Lo único es que a mí no me parece un circunloquio, sino un simple galicismo aceptado. Y, sobre todo, una de esas palabras largas que los medios de comunicación adoran y que repiten hasta la saciedad. Algunos, periodistas y no periodistas, están convencidos de que el uso de palabras o expresiones más largas hace que el lenguaje sea más culto. Me pregunto si —alargando, alargando— llegaremos a usar algún día influencionar o algo parecido. Tiempo al tiempo. Creo que «influenciar» puede ser útil para evitar la repetición en un texto, por ejemplo. Por cierto, este caso me ha recordado el de «explosionar» y «explotar» (con el sentido de ‘hacer explosión’). ¿Lo próximo será explosionizar? Uf.
También me gustaría comentar sobre una redundancia que tú mencionaste al principio: «breve resumen» o «resumir brevemente». El resumen es breve por definición, pero un resumen de, por ejemplo, un capítulo de un libro puede ser de una o varias páginas, o bien de un solo párrafo o par de párrafos. He visto resúmenes que eran incluso igual de largos que el texto original y llegado a la conclusión de que «breve» es en la práctica un concepto que puede ser entendido de distinta manera según la persona. Es por esto que, cuando quiero hacer hincapié en que el resumen es realmente un «resumen (resumido)», no tengo problema en usarlo con «breve» o con cualquier otro sinónimo, en el lenguaje hablado o en el escrito. Su uso ocasional es, como decimos, aceptable para poner énfasis, e incluso para mí un recurso adecuado en casos como este.
Uy, casi se me pasa añadir otras redundancias:
-la fisonomía de su rostro
-cuestionario de preguntas
-obras póstumas que se publicaron después de su muerte
Hola, mis queridos amigos. Muy buenas noches.
Me disculpo por el tiempo sin responder. No sé qué problema tengo desde el PC de mi oficina, que no quiere actualizar el foro. Y en casa, la niña apenas si me deja respirar. Pero hoy me alcé en armas, y voy a dar una vueltica por el blog, para agradecerles a ustedes por su participación y aportes en este tema, y para dejar un comentario modesto en las otras entradas que han abierto.
¡Muchas gracias, amigos! Qué honor leer a don Milord por aquí, y también a mi estimadísima Blasita.
Anoto horrísono a mi lista de adjetivos por usar, pues me parece muy elegante y preciso. No lo conocía, así que estaba todavía peor que los que lo combinan con «sonido». Ya casi me los imagino, con expresión muy civilizada, diciendo: «No sabría describirte como fue aquello. Fue… un horrísono y aterrador sonido que me llenó de miedo y me puso trémulo a temblar». 😀 Como usted dice, somos humanos y cometemos errores con frecuencia, por no decir que metemos la pata hasta la cadera. Recuerdo que un día le comenté un tuit a una señora que era correctora de textos en una editorial y que tenía un sentido del humor muy agudo. No recuerdo qué dijo ella en esa ocasión, pero le encantaba jugar con las palabras y el sentido de las frases. Yo le dije: «¿Es que están de moda las palabras homófanas?», y ella, tan lúcida como cruel, me corrigió en dos segundos: «¿Homófana de Jezuz?». Lo recuerdo, y todavía me muero de la vergüenza. Estuve a punto de cerrar para siempre la cuenta y lanzarme luego a los rieles del metro; pero, al final, los despechos se superan -¡Gracias a Dios!-, y terminé por no hacer ninguna de las dos cosas.
Cuando uno tiene el honor de conversar con personas como ustedes, se ve en la obligación de pensar un poco mejor lo que dice, mirar los diccionarios, ordenar las ideas, releer y corregir antes de publicar. Y, aún así, siempre se cuelan tonterías. Cuando me doy cuenta a la semana o al mes, molesto a Blasita para que me ayude a quitar los «homófanas» que se me quedaron por ahí, huérfanos y a la deriva. La mayoría de las veces no me doy cuenta, porque no los veo o sencillamente por desconocimiento; y es por esos errores que me disculpo ante ustedes y su bella forma de escribir. No es el asunto del hilo, lo sé, pero como hablamos de errores quise hacer esta breve reflexión.
Blasita, estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. Hay una confusión frecuente entre lo culto y preciso y lo complicado. Pasa mucho, a mi modesto entender, con la poesía, en la que encontramos versos que no hay manera de entender de qué se tratan a menos que contemos con la piedra de Rosetta o nos tomemos unas cervezas con el autor, y le pidamos encarecidamente que nos explique qué fue lo que quiso decir en aquel oscuro laberinto de haikus. No por nada Juan Ramón amaba tanto la poesía desnuda. Ni hablar de Martí, con sus versos sencillos. Si la idea está clara, no hay necesidad de adornarla demasiado, y aún así seguirá siendo hermosa.
Hace unos años, se hizo famoso un programa de un actor cómico que representaba a un locutor sumamente inculto, que decía un disparate tras otro pero con una gran seguridad. No dejo links para no faltar a las reglas del blog, pero esta discusión me recordó aquel viejo sketch y no pude evitar mirar dos videos en youtube para sonreír con los disparates del personaje. Según dijo alguna vez el propio actor, se inspiró en los desatinos de los locutores reales para darle vida al alocado que él debía representar.
Muchas gracias a ambos por sus aportes, y créanme que si estuviera en mis manos los invitaba esta noche a cenar una hamburguesa y a dar una vuelta por las mejores tascas de la ciudad. O por lo menos los llevaría a un pequeño restaurante chino en el que las cervezas siempre están frías, las costillas picantes son maravillosas y en donde podríamos hablar sin ruidos externos y sin temor a interrupciones.
¿Agregamos «Locutor de radio» a la lista de redundancias?
¡Salud, amigos míos!
Hola de nuevo, Dewek y todos:
Me gustaría dar mi opinión sobre lo que preguntas, Dewek. Yo no diría que tiene que ser una redundancia porque también hay locutores en televisión. ¿Qué les parece a los demás, por favor?
Y traigo una expresión redundante más: recuperarse favorablemente. Demasiado popular en los medios. ¿Os imagináis que alguien se recuperase desfavorablemente?
Saludos.
A los de televisión se los conoce más como «presentadores», creo. Quizá porque ahora todo son programas, incluidas las Noticias. Nunca he oído llamar locutor a Matías Prats hijo, por ejemplo.
¿Recuerdas a mi vecino el «restaurador»? Que nada es lo que era, miBlasi. (Para los demás compañeros, esto va de eufemismos)
Je, je, sí que recuerdo a tu vecino «el restaurador».
Muchas gracias por tu comentario, Madri. Estoy contigo en que ahora «presentador» se usa con referencia a todo el que habla en la tele, pero ¿cómo llamarías a alguien que simplemente lee un texto para un documental o un anuncio publicitario?
Pues, seguramente, también «presentador». Parece que «locutor» lo tengo reservado para el que habla en la radio, para bien y para mal. 🙁
Seguro que no serás solo tú, Madri. El caso es que yo sí puedo usar «locutor» para determinados casos en televisión. Y fijaos lo que acabo de encontrar en el DUE:
Lo que no quiere decir más que María Moliner y yo tenemos el mismo uso (jeje).
Buenos días:
A mí me da la impresión de que el vocablo locutor se viene usando cada vez menos. Pero, bueno, sobre lo que queda de él diré que me parece que ambas, Madri y Blasita, están en lo cierto:
Si nos ceñimos a las «emisiones fijas […] para decir noticias o anuncios» (tal como indica el DUE de Blasita, y que, por cierto, yo no tengo 🙁 ), creo que casi todos coincidimos en llamar locutores a los que intervienen en esas emisiones cuando son radiofónicas. En cambio, cuando se trata de dar noticias en televisión, me parece que también coincidimos en llamar presentadores a las personas (que por lo general son periodistas) que nos informan de lo mal que está todo en el mundo, en esos espacios llamados telediarios.
Entonces, ¿es que en televisión no hay locutores? Pues yo diría que sí, que los locutores son aquellos que narran lo que se proyecta en la pantalla mediante lo que se llama voz en off. Por ejemplo, al señor que habla en los documentales sobre la vida de los a animales salvajes yo lo llamaría locutor. O en el concurso «Saber y ganar» (que es el mejor y el más antiguo de las televisiones), en mi opinión Jordi Hurtado es el presentador, mientras que Juanjo Cardenal es el locutor que plantea la mayoría de las preguntas a los concursantes sin que nosotros le veamos la cara.
Sin embargo, en otros tipos de programas (es que hay tantos y tan variados…) quizá no vería yo tan clara esa distinción.
Recuerdo –y ya me voy– que hace años, yo oía que muchas personas llamaban expliques a los locutores de radio que narraban los partidos de fútbol. Y me pareció que tenía sentido porque esas personas explicaban realmente lo que estaba ocurriendo en los distintos estadios. Pero al consultar el DRAE comprobé que ese término existe pero –lástima– con otro significado. Entonces, llegué a pensar en que se trataba de la «castellanización popular» de la palabra inglesa speaker. Pero vaya usted a saber.
Abrazos. 🙂
Ah, se me olvidaba: como aporte a la lista de redundancias, señalo que es probable (no estoy seguro) que un tal Robin haya incurrido en una cuando en el el comentario nº 2 de la entrada «Problemas de ajedrez» dice: «a alguien se le ocurrió la idea de plantear un problema».
Él podría haber escrito: «a alguien se le ocurrió (ya implica que tuvo una idea) plantear un problema» o bien «alguien tuvo la idea de plantear un problema», ¿no creéis?
Entonces, ¿opináis que decir «ocurrírsele una idea» es una redundancia? Yo tengo dudas.
Hola, Robin:
Gracias por tu comentario sobre lo de «locutor». Y estoy contigo en que no es tan común hoy en día.
No había visto tu pregunta antes, disculpa. «Ocurrírsele a alguien una idea» aparece en el plan curricular de un DELE, en uno de los papeles que tengo por casa, de cuando di clases de un curso avanzado de preparación para este diploma. A pesar de esto, a mí sí me parece que se puede considerar redundancia.
DRAE:
DUE:
Lo que normalmente diría sería lo que tú dices en este comentario y no me suena demasiado bien lo de «ocurrírseme una idea«. Pero, como digo, estaba (¿estará aún?) en el currículo del diploma más prestigioso del español como lengua extranjera, con lo que no parece que lo hubieran incluido si así fuera, ¿no?