Hace dos semanas, el ‘Bundestag’ (cámara baja) alemán decidió por votación que se produjo en el 1915 un genocidio de los armenios del Imperio Otomano. Un par de años atrás, los diputados franceses hicieron lo mismo.
Mi pregunta es sencilla: ¿Son capaces los diputados de dominar bien los temas históricas? ¿Tienen capacidad (dado que no son historiadores de profesión) y tiempo suficientes como para valorar la abundante evidencia? Creo que no. Creo que son los historiadores los que deberían pronunciarse sobre este tipo de temas.
http://www.abc.es/internacional/abci-bundestag-aleman-condena-genocidio-armenio-turquia-201606021306_noticia.html
Hola Blasita:
Yo creo que sí porque deben tener acceso a más información que la gente común o los periodistas.
Esa es mi teoría.
Saludos a todos.
Buenas tardes, Bill y todos:
Creo que remover el pasado es algo que tiene muchas veces más inconvenientes que ventajas. Las personas son responsables de sus actos, sin embargo, pienso que un país no puede ser responsable de los actos de unas determinadas personas en un determinado tiempo y lugar.
Voy a mencionar algo que viví yo cuando residía en Australia: el Estado pidió perdón por las ofensas y el mal trato dado a los aborígenes: http://www.australia.gov.au/about-australia/our-country/our-people/apology-to-australias-indigenous-peoples/extended-audio. Creo que pedir perdón es siempre positivo, pero sin embargo, condenar —llámese reconocimiento o lo que sea— es otra cosa y lleva consigo sentimientos de rencor y odio: algunas veces puede estar de más. Aunque pienso que mirar atrás puede ser positivo siempre y cuando esto ayude a no cometer los mismos errores y a cerrar heridas abiertas, creo que a la vez trae consigo, inevitablemente, sentimientos negativos y rencor. Como casi siempre, hay que poner los pros y contras en la balanza y ver si compensa hacerlo o no.
Para contestar directamente a tu pregunta, Bill, no creo que haga falta la presencia de historiadores en estos procesos. Los políticos deberían estar preparados intelectualmente y haberse preocupado muy mucho en estudiar e investigar el asunto antes de juzgar a nadie y realizar serias y tajantes acusaciones, lo que sí que probablemente incluiría consultar a algún historiador en sí.
A ver qué opinan los demás. Un cordial saludo.
Bueno, la teoría es sencilla, como siempre. El pueblo es quien debe manifestar públicamente su sentimiento de aprobación o rechazo ante los actos, presentes o pasados, que se sometan a juicio y la voz del pueblo son sus representantes electos.
La práctica, como siempre, es algo diferente. En casos como éstos son los políticos los que deciden que asuntos deben someterse a juicio y cuales mantenerse silenciados, deciden el veredicto y lo hacen público. Si les preguntáramos por sus motivaciones, es seguro que contestarían que lo hacen «en beneficio del interés público» o «por el bien del país» o algo similar y es que, en la práctica, el «interés público» y el «bien del país» son de su única incumbencia y responsabilidad ya que les hemos elegido para que hablen y actúen en nuestro nombre.
Sin entrar en polémica, este es el modelo de gestión política que tenemos y lo que nos toca es exigir a nuestros representantes que realicen su trabajo de toma de decisiones con el mejor de los asesoramientos posible ya que, evidentemente, nadie lo sabe todo de todos los temas y me atrevería a decir que son preciamente los políticos los más necesitados de asesoramiento en todos los temas.
Un saludo
Buenas tardes:
A mi modo de ver, este asunto es complejo y a la vez delicado, Bill, razón por la que muchos de los que hemos leído tu comentario no nos decidimos a entrar en el debate, o estamos tardando más de lo normal en hacerlo.
Como bien dice Blasita, remover la historia tiene sus pros y sus contras: por un lado es bueno que se conozcan determinados hechos porque nos pueden hacer reflexionar y tal vez de ese modo evitar que se repitan; pero por otro lado no veo justo que se estigmatice a un pueblo por algo que hicieron otras personas en el pasado.
A mí me me pone de malhumor oír frases como: los alemanes / españoles / ingleses / rusos / etc. etc. cometieron brutales atropellos en tales y tales ocasiones. Eso no me parece admisible (plausible 🙂 ) bajo ningún concepto. En todos los países hay y ha habido personas honestas y personas abyectas: en todos. Pero al pueblo al que pertenezcan estos últimos, no se le puede demonizar por sus actos.
Como un genocidio no es sólo un asesinato (que ya es grave), a mí me parce que para estos casos tan importantes debería constituirse un amplio tribunal internacional independiente, integrado por jueces de distintas nacionalidades, que de forma exhaustiva estudiara todos y cada uno de los casos con indicios de posible delito de genocidio, asesorados por historiadores de demostrada competencia e imparcialidad, y con libertad para consultar los archivos históricos de cualquier país (salvo los documentos clasificados, obviamente, por razón de seguridad nacional) para emitir, después del tiempo que requiera cada caso, un informe detallado y con argumentos que no dejen opción a la duda de que su contenido es veraz.
De ese modo, es decir, por el carácter independiente de ese tribunal, no ocurriría como sucede en el caso de Armenia, que unos países condenan (o admiten que se produjo) la masacre y deportación de más de un millón de armenios en 1915, y en cambio otros países guardan silencio al respecto, ya sea por falta de datos fiables o, como apunta Abejaruco, por intereses políticos o comerciales.
Y si el informe de ese tribunal es concluyente respecto a que se ha perpetrado un genocidio, que se indiquen los nombres y cargos de las personas responsables del mismo, y no se generalice diciendo que tal o cual nación fue la que cometió ese terrible delito. Es decir, que en el caso que plantea Bill, se nombren a los sultanes y pachás que ordenaron que se cometieran tales atrocidades, y que se le dé toda la publicidad que sea necesaria, pero que al pueblo turco se le deje en paz.
Este procedimiento coincidiría en parte con el cometido que el Tribunal de la Haya tiene para casos actuales y que, entre otros, estudió y juzgó el presunto genocidio en Srebrenica y en el asedio a Sarajevo, que tuvieron lugar en la década de los noventa. En ese caso se condenó a los líderes responsables de la barbarie (con nombres y apellidos, claro)… y nada más.
En sólo la opinión de una persona de a pie. Un abrazo.
Gracias por sus respuestas.