Buenas tardes:

He creído conveniente proponer la apertura de este nuevo espacio a fin de seguir con la labor de Blasita respecto a la recuperación de temas ya iniciados pero que han quedado poco visibles y, por lo tanto, difíciles de localizar en este ya gigantesco repertorio de entradas sobre asuntos culturales con que cuenta el Café Blasita.

Como su título indica, en este caso se trata de aportar frases que tengan algo de paradójico o de contradictorio, ya sea inventadas por nosotros u oídas a otras personas, tal como yo explicaba en el comentario inicial –que escribí en febrero de 2016– y que copio a continuación.
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12-2-16

Buenas tardes:

Para dar cuerda a esta sección de Chistes lingüísticos que se nos quedó parada, ¿os parece bien que se permita incluir aquí frases que contengan alguna paradoja? Yo creo que pueden tener cabida aunque no sean chistes, ya que también cumplirían los requisitos exigidos en esta entrada creada por Milord.

Para que se entienda mejor lo de estas frases, citaré algunos casos: Por ejemplo, esta que oí por primera vez por boca de Santiago Carrillo cuando le preguntaron si era creyente: Yo soy ateo, gracias a Dios (aunque hay quien se la atribuye a Luis Buñuel); o cuando alguien aseguró que tenía una mala salud de hierro; o cuando uno de los hermanos Marx dijo: Si nos encuentran, estaremos perdidos; o la frase de aquel abuelete a su esposa: Cuando uno de los dos falte, me iré a vivir a la Costa Azul; o esta otra, ya más complicada, de aquel que tenía mucho apego a la vida y dijo que él moría por vivir; etc.

A través de internet se pueden encontrar cientos de ellas, unas más conocidas que otras, pero esas que ya están acuñadas no serían válidas aquí, puesto que tienen que ser frases que se nos ocurran a nosotros (por extravagantes que sean) o que nos lleguen de algún sitio, por ejemplo de algún medio de comunicación. Sin ir más lejos, hace unos días oí a un médico decir en un telediario, respecto a ese dichoso mosquito, que hay que aplicar las medidas necesarias para que los riesgos de contagio se minimicen al máximo (expresión que para mí no está ni bien ni mal, sino todo lo contrario 🙂 ).

No creáis que es tan difícil. Para empezar, repasad vuestros comentarios porque seguramente ya habréis escrito alguna frase de este tipo. Verbigracia, aquella que Milord (con la venia) dejó caer cuando narraba su viaje a Eslovaquia: «…porque bien deben saber que los del sur no hablamos, chillamos bajito», y la que vino poco después: «Hasta que de pronto empieza el tipo a dar gritos en su idioma que nadie comprendió pero que todos entendimos».

Yo tengo que aportar algo (si no, sería como el capitán Arana o Araña), y por eso cito una expresión que me salió el otro día cuando, comentando a Blasita un posible problema, aseguré: No soy vidente, pero lo veo venir; y si hablamos del Cyrano de Bergerac, que salió ayer a la palestra, se podría decir que es un personaje que muere en la última escena de la obra que lo inmortalizó.

También se pueden inventar noticias, como estas tontorronas que se me han ocurrido:

–Esta madrugada, un incendio ha destruido una moderna factoría de extintores.
–Se anuncian cambios en las tarifas de los taxis: la bajada de bandera subirá.
–Los acuerdos internacionales para la estabilización del precio del crudo han madurado.
–Emotivo homenaje a las monjas Carmelitas Descalzas, organizado por el Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja).

Y qué sé yo, lo que se os ocurra en esa línea, con el factor común de la contradicción, ya sea real o aparente. ¿Hace?

Un abrazo. Que tengáis un buen principio de fin de semana.