Hola, amigos:
A los que seáis aficionados al ajedrez (sobre todo a los finales de partidas, como me ocurre a mí) os propongo estos dos problemillas de mi invención, a fin de que si tenéis ganas de pensar en otra cosa para variar, echéis un rato en su resolución y me la comuniquéis sin tardanza para que yo os dé ese magnífico premio que siempre es una buena enhorabuena. 🙂
Ni que decir tiene que vosotros podríais hacer lo mismo, o sea, plantear problemas de vuestra cosecha o sacados de alguna publicación, indicando la fuente. (Se le irían poniendo números correlativos, claro).
Pero sí os aconsejo que el desenlace no precise más de dos movimientos ya que, a partir de tres, la cuestión se complicaría mucho por la cantidad de hipótesis que conllevaría, y no sería apropiado plantearlas y discutirlas en este medio. Ánimo y al jaque.
Un abrazo.
No, Robin, es que con el cambio de hora estamos en situación de alto el fuego; bueno, no, solo de tregua.
Buenos días:
Permitidme una breve* explicación respecto a las estrategias que se pueden emplear ante un problema de ajedrez de mate en equis jugadas, porque en algunos casos son distintas a las que se emplearían en partidas completas, normales.
En el tablero que he insertado, donde se puede ver al rey negro acorralado por las torres blancas, se trata de intentar dar jaque mate en dos jugadas.
A primera vista parece fácil:
1.ª jugada de las blancas: Pasar torre de b6 a b8. Con este movimiento, las blancas ya tienen en bandeja el jaque mate para la próxima jugada, que se realizará al comer la torre blanca el alfil negro que ahora protege a su rey. Como se observa, este alfil no se puede mover, el rey negro no puede salir de la fila 8 y, por otra parte, la torre negra no puede llegar (necesitaría dos jugadas) a la casilla c5 (para proteger el alfil negro) ni tampoco a la casilla e5 (para ponerse, en caso de jaque de la torre blanca, delante de su rey en e8 y protegerlo).
Respuesta de las negras: Supongamos que hacen una mala jugada, como por ejemplo coronar el peón en a1 y canjearlo por una dama, con vistas a atacar después al rey blanco.
2.ª jugada de las blancas: Torre blanca de b8 captura alfil negro de c8 y da jaque mate.
Por lo tanto, el problema ha sido resuelto. Enhorabuena.
Sin embargo, si las negras en vez de coronar el peón hubieran colocado su torre en g1, habrían dado jaque al rey blanco. La réplica por parte del rey blanco habría sido la de comer esa torre, con lo cual, las negras habrían perdido «tontamente» una pieza importante de su ejército. Así que no parece que colocar la torre en g1 haya sido una buena jugada.
¡Pues ha sido una buena jugada por parte de las negras! Sí, porque al dar jaque al rey blanco, las blancas han gastado su segunda jugada en la captura de la torre y, por lo tanto, ya no pueden resolver el problema en dos jugadas. Podrían hacerlo en tres jugadas y ganarían la partida, no hay duda, pero aun así sería un fracaso porque aquí el reto no es ganar la partida sino ganarla en solo dos jugadas.
Y con esto quiero señalar y advertir que cuando tengamos que resolver un problema de este tipo, comprobemos muy bien que, después de que hagamos la primera jugada, el contrario no nos pueda replicar con un jaque a nuestro rey, ya que, repito, aunque ese jaque sea intrascendente, nos obliga gastar el segundo cartucho de los dos que nos habían dado para resolver la prueba.
Probablemente todo esto sea demasiado obvio, pero he querido recordaros ese detalle del jaque porque va a venirnos muy bien para cuando hablemos del problema n.º 9 que, dicho sea de paso –para el que le guste esto, claro– es un problema para enmarcar.
Pero no dejéis de probar con el n.º 8, que no es nada complicado, palabrita. Venga, a pensar o a convidar a quien haga falta, que se nos amontona el trabajo, ya que las adivinanzas están dispuestas para salir en cuanto terminemos con el ajedrez. (Pero no os preocupéis, porque después de esto pediré unas largas vacaciones a Blasita, con el fin de que descansemos todos). 🙂
Un abrazo.
(*) Como aquel que al empezar su discurso dijo: «Seré breve. El año en que yo nací…»
A ver, D. Robin, no me voy a ir con rodeos. Como caballero que me considero sé reconocer mis derrotas, en cualquier campo en el que me aplique. Y en este concreto, confieso que claudiqué después de atacar el problema nueve como el almirante Nelson lo hizo en Trafalgar, por corto y por derecho.
Le cuento que vi una jugada clara por la que me hacía con el cetro del contrario en un solo movimiento, pero no podía ser, por pura definición. Así que decidí no comerme mucho la cabeza y acudí a quien usted está pensando. Después de todo, el Quitapesares me cogía de camino.
Y allí estaba, orondo y feliz en su silla de siempre. Al entrar, su cara se iluminó como la de un guepardo cuando vislumbra una gacela Thomson en silla de ruedas. Y yo podía oír desde la puerta como segregaban sus glándulas salivares.
-¿Passa, Gordo?
-¿Passa, miló?
-Na, que iba pa Hacienda ha hacé unos papeles y he entrao…
El Gordo era gordo pero no tonto, como sabrá ya la concurrencia.
-Ya. A vé miló, ¿quiere usté argo de mí?
Lo miré con cara de gacela Thomson pidiendo clemencia
-Bueno, po sí. Mira, traigo aquí un poblemilla dajedrez y habé si le puedes echá una miraíta.
Saqué el papel y lo desplegué con celeridad procurando evitar algún término de nuestra conversación. -Esta jugada que he pensaoo…
El Gordo me miró y me dejó chacharear calculando sus posibilidades. Se asomó al papel, yo dejé de hablar y él dijo “jum”.
-Mira, Gordo, si aquí el rey blanco mueve a e5, po hemos acabao la partida, ¿no? El rey negro no se lo puede comé porque está protegío por el arfí y se mueva adonde se mueva, cualquié ficha blanca se lo pude comé. Mate en una jugada. Y eso no puede sé porque el problema dice que es en dos jugadas
El Gordo me miró con cara de guepardo. Y yo me sentía gacela Thomson en silla de ruedas.
-Vamos a vé miló, sea usté sincero. ¿De esto usté no tiene ni idea, verdá?
-Hombre, yo…
-Venga, avíeme la cena y ya le explico.
-¿Pedacitos esta noche, Gordo?
-Sea
Al rato, mi amigo y maestro de ajedrez, Saturnino el Gordo, estaba ya imbuido en su papelón de pedacitos y empezando su magistral:
-Mire, miló, ñam ñam, debe sabé quel rey es mucho rey y nunca, nunca, se rebaja a dar jaque. Matá, sí; pero eso de entrá en combate con su iguá po no está escrito en los manuales de la batalla de caballeros. Así que eso de moverse al e5 está prohibido por el reglamento del ajedré.
-Coñi –repuse- y entones, ñam ñam -yo también comía pedacitos- ¿qué salida le queda a blancas?
-Mire, miló, este problema es de los gordos, es de los guapos, es de maestros. Yo no pienso esta noche conformarme solo con un cartucho de pedacitos de pescá, la verdá.
Mi mirada de gacela Thomson se tornó aún más suplicante.
-Miló, ¿usté tiene un yate, verdá?. Aquí en el Quitapesares se sabe tó.
Ni pestañeé.
-Seguro que lo tiene aparcao…
-Amarrao, Gordo, se dice amarrao…
-Bueno, po eso. Seguro que lo tiene amarrao en la Riviera, en la Costa Azú…
-En Mónaco concretamente, Gordo.
-Po eso. Quiero una semanita de vacaciones a gastos pagaos en su yate pal próximo verano.
Ahora sí que pestañeé. Tres o cuatro veces. Pero el joío ni una.
–Gordo, será la última vé. Te juro por mis mulas que me cambio al punto de crú.
-Me da lo mismo, pero ahora mire, mire al tablero:
-El rey negro está justo en el centro y rodeao de enemigos como lo estaría una muchacha en fló que entrara por erró en un bar de Los Angeles de la Muerte. Fíjese que si tuviera que mové no podría hacerlo porque está ahogao. Pero no tiene ese problema porque no está en jaque y encima mueven blancas. Glu glu glu. -Era su cuarta copa de manzanilla.
-Esa situación la atisba astutamente las blancas y mueven su rey para que su segunda jugada sea letal. Y ese es el auténtico mérito de esta jugada. El rey blanco mueve a una inocente c5 sin causar peligro furminante pero tejiendo una red de araña.
Yo atendía haciendo también “glu glu glu” de vez en cuando.
-Las negras tienen que mové ahora, y viendo como ven que la siguiente jugada de blancas podría ser un mortal avance de peón hasta d6, liberando así el misil tierra-aire que guarda bajo sus faldas la dama blanca, tienen que tirarse a bocajarro hacia el rey blanco dándole jaque con tó lo que tengan. Por ejemplo…, un momento miló, que me entusiasmo.
Vertió en su catavino el resto de botella que quedaba.
-Por ejemplo, llevando su caballo a d3. Pero eso no le sirve de ná porque el peón blanco en e2 se lo jama y da mate protegío con la torre de f3
-¿Pero habrá otra solución, ¿no? –dije.
-Sí. Otra solución sería… Sería que me trajera usté otra media de La Guita. ¿Hace?
Sirviéndose la primera copa de su segunda botella prosiguió:
-Po otra solución sería que el alfil negro de e1 pase a f2 y jaquee. Pero pa ná, porque la siguiente jugada de blancas sería jamárselo con su caballo de d1 y dar mate.
-¿Y ya está?
-No, qué va, si este problema es la mar de bonito. Mire, también las negras pueden endiñarle al rey moviendo su torre de c1 a c3 y merendándose al peón. Pero tampoco sirve de ná porque el caballo de antes en d1 se lo furmina y de paso da mate
-Juer, Gordo, glu glu glu, este problema está currao, ¿eh?
-Y tanto. Mire, otra posibilidá de negras pa evitá la catástrofe que ve que se le viene encima: el caballo de b2 lo mueve a a4. Toma ya, jaque. Pero tampoco le sirve de ná porque la dama blanca en c6 se lo pasa por la piedra y de paso da mate.
–Gordo, empiezo a sentí lástima por las negras, qué pena. Anda, echa una copita a vé si se me pasa. Glu glu glu… ¿Y ya está?
-Que no, que no, miló, esto del ajedré es un mundo sin fin. Mire, otra posible jugada: el caballo negro que está en g7 podría mover e6 para dar jaque también. Pero tampoco le serviría de ná porque la fiel esposa desde c6 aborta el intento.
-Vale, Gordo, me has convencido. Se me hace tarde, que me voy.
No, no, espere, hombre, que queda media botella y más tela que cortá por aquí. Observe: la dama negra que está en h6 puede cogé el metro hasta e3 para dar jaque desde allí, pero no puede hacerlo porque quedaría a la vera de la torre blanca de f3 que, además de ventilársela, daría mate al rey protegida por el fiel caballo de d1. Y si la dama blanca quiere evitar eso cogiendo el metro hasta f6 para apresá allí al alfil, pues la torre hace lo mismo y santas Pascuas.
A estas alturas la botella estaba apurada y el papelón arrasado.
-Gordo, ¿sabes que además de gordo eres grande?
-Aro, me lo llevan diciendo desde chico. ¿Hace otra?
-Qué va, mi arma, tengo que irme corriendo a contarlo.
-Po bueno –me miró a los ojos en plan campeón del mundo mundiá- ya hablaremos pal verano que viene.
Cuando llegué a la puerta oí que me llamaba:
-Miló, ¿de dónde saca usté estos problemas de ajedrez?
-Na, de un amigo de interné y eso.
Se carcajeaba:
-Po mire usté porque iguá es socio de la freiduría de enfrente.
Y ahí le día al stop de la grabadora.
Buenas noches. Ha sido para mí un auténtico placer relatarles esta experiencia, abusando de su tiempo y su espacio. Por culpa de D. Robin que es el que me provoca y de doña Blasi, la dueña de la casa, que me lo permite.
Gracias y besos.
Buenos días:
Mi felicitación es doble, don Milord, porque ha resuelto usted este problema tan complicado y porque ha sabido explicar su desarrollo de forma magistral a la vez que muy amena. Muchas gracias por tan excelente comentario. Verdaderamente es usted un genio, pero un genio simpático, que son cualidades que no suelen ir parejas.
(¿Es eso lo que acordamos anoche en el Quitapesares que yo tenía que decir, ¿no?). 🙂
No, en serio, se ha hecho usted acreedor de una enhorabuena de oro y del reconocimiento unánime por parte de la concurrencia del sin par blog de Blasita. Sinceramente.
…………
Aunque, como digo, todo ha quedado más claro que el agua, yo quería resaltar el hecho que comentaba ayer sobre el ejemplo que inserté, es decir, el de que el jugador de las negras ha buscado en todo momento dar jaque al rey blanco con objeto de que las blancas desperdiciaran su segunda y última jugada en contrarrestar ese jaque.
Y en este caso no ha sido una, sino seis posibilidades de jaque por parte de las negras; pero como se ha podido ver, el autor del problema ha previsto una respuesta para cada jaque, de manera que con cada una de esas jugadas no sólo se conjuraba la amenaza sino que al mismo tiempo (sin tener, pues, que valerse de una tercera jugada) las blancas daban jaque mate al rey negro en todos los supuestos. Increíble.
No obstante, habrá quien, poniéndose en el lugar del jugador de las negras, piense lo siguiente: Bueno, si todos los intentos de dar jaque al rey blanco terminan con un jaque mate a mi propio rey, pues… nada, no ataco, no doy ningún jaque y muevo otra pieza cualquiera; por ejemplo, la torre de c1 la pongo en b1 o en a1, y ahora a ver cómo se las apaña mi contrincante para dar el mate…
Y es ahí cuando, como muy bien decía el Gordo (¿Saturnino o Gregorio, Milord?) viene el jaque mate adelantando el peón blanco de d5 a d6.
En fin, señores, yo me quito el sombrero ante el señor Rezinkin porque, en su género, esto es una obra de arte.
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Pero no se le ocurra, Milord, plantearle al Gordo el problema n.º 8, porque, de fácil que es, le puede soltar a usted un piropo… cosa fina.
Y a propósito del n.º 8, repito que a veces en este juego merece la pena sacrificar alguna pieza, porque eso puede reportar buenos réditos. Y digo yo, al mirar ese tablero, que no hay tantas piezas blancas que se puedan sacrificar, ¿no?
Un abrazo.
Ah, se me olvidaba decirle, don Milord, que hay un pequeño gazapo involuntario en la última frase que ha escrito usted sobre el desarrollo de la partida. Es en donde dice que la dama blanca apresa al alfil blanco que está en f6 y, obviamente, se refiere a la dama negra.
Yo creo que todavía está usted a tiempo de corregirlo, a fin de que ese relato alcance la perfección absoluta. 🙂 Ya sabe, con el «save».
Uff, D. Robin, me abruma ud. con tanto alago, por favor. Si no es mérito mío, sino de mi amigo Saturnino Gregorio. Ese tipo es tan singular que le gusta que los días pares lo llamemos Saturnino y los impares, Gregorio. Y, naturalmente, el mérito es también de D. Rezinkin, que supo crear una situación completísima.
Fíjese el poco mérito que poseo que he decidido resolver el problema número ocho solo con mi bagaje y no veo por ninguna parte que haya que sacrificar pieza alguna. Si el alfil blanco captura el peón en el primer movimiento y se pone a rebufo de la dama, negras debe esperar que esta se coloque después en g7, y si no se me escapa nada, eso es mate, por mucho caballo que haya tomado antes la dama negra.
¿Lo ve? ¿Ve que sin el Gordo no llego ni a la esquina?
(Por cierto, no lo comente con nadie porque al final se corre la voz y se sabe todo: que está usted también invitado a mi yate este verano. Pero le recomiendo que se anticipe a quien usted ya sabe porque si llega después de que él haya estado no le aseguro en que estado de habitabilidad puede encontrárselo).
Saludos afectuosos para todos.
¿Y la dama blanca no correría mucho peligro en g7?
Pero para eso su fiel alfil le guarda las espaldas.
¡¡Uyyy!!, ¡rozando el larguero!
Lo siento, Milord, pero de ese modo no sería mate en dos jugadas, sino en tres. Hombre, después de tan magnífica invitación (que le agradezco de veras), yo podría hacer la vista gorda, pero no colaría porque ya sabe usted que estos ajedrecistas son muy estrictos en cuestión de números.
Y no puede ser en dos por un detalle de nada: porque lo va a evitar la torre negra, que desde e8 se está dando cuenta del plan que ha urdido usted para acabar con su rey, y está dispuesta a sacrificarse –colocándose en e5– para hacer de pantalla en la trayectoria del alfil, de modo que si la dama blanca osase viajar hasta g7 (ya sin la protección de su escudero) sería un plato exquisito para los cocodrilos que tiene el rey en el foso de su castillo.
Por lo tanto, el segundo y último misil tendrían que gastarlo, bien el alfil o bien la dama, en derribar la torre negra, y ahí se acabaría el juego por falta de munición sin haber conseguido el objetivo.
Y ahora vamos a ver qué puede pasar si el alfil de c5, en vez de comerse el peón negro, se va caminito adelante y se coloca con total descaro entre la torre negra y el rey Baltasar, o sea en f8; y esa sería la primera jugada de las blancas, y ahora a ver cómo reacciona esta gente:
1.º Si se lo engulle la torre, las blancas darían jaque mate colocando el caballo en e7.
2.º Si se lo zampa el rey, sería jaque mate poniendo la dama en h8.
3.º Y si en vista de lo mal que les sienta la carne de alfil, deciden dejarlo ahí quieto, sin mirarlo siquiera y, a cambio, hacen otra jugada (por ejemplo, la de capturar con la dama negra el caballo blanco, como usted apuntó), de nada les va a servir porque el jaque mate les va a venir al colocarse la dama blanca en g7, ya que ahora estaría protegida de los cocodrilos por la acción de ese alfil que ni el rey ni la torre quisieron comerse antes.
Hombre, no es un problema de la talla del n.º 9, pero no está mal. Tiene, además, la ventaja de utilizar pocas piezas (por cierto que me acabo de enterar de que las piezas del ajedrez también responden al nombre de «trebejos»), y eso siempre es un mérito añadido.
……….
Ea, pues ya hemos terminado con los problemas de ajedrez. Al menos por una temporada, ¿no les parece? Así que les reitero mi agradecimiento por haber participado tan activamente en el juego que propuse hace ya dos meses y, eso sí, les pido encarecidamente que me hagan el favor de ser felices.
Y hablando de felicidad, don Milord: ¿Cuánto tiene ese cachivache de eslora y de manga?
Un abrazo. 🙂
!Qué bonito! Ya decía yo que algo se me tenía que escapar, a la fuerza. Y es verdad, el que no sirve para algo mejor que se dedique al otra cosa. Yo, por ejemplo, al parchís.
Ha sido un gustazo esta sección, D. Robin, que esperemos solo abandone temporalmente. Seguro que en un tiempo le vuelven a picar los peones y desempolva nuevamente sus problemas. Para entonces, esperemos que el Gordo se haya puesto a dieta. Y hablando de Gordo: me pregunta usted por las dimensiones de mi yate Interprise, supongo que para calcular el número de invitados que puede llevar con usted este verano. MIre, de eslora calculo, a bote pronto porque no lo he llegado a medir exactamente, unos dos metros y medio, más o menos; y de manga, algo más. Con los remos totalmente abiertos, unos cuatro metros, de punta de remo a punta de remo. Eso sí, una vez dehinchado cabe perfectamente en una bolsa de deportes algo grandecita.
Reciba mi afectuoso saludo.
A mí me daba vergüenza participar más en estos estupendos problemas de ajedrez porque no he hecho más que decir tonterías y no colaborar nada en su resolución. Lo único que puedo decir a mi favor es que lo he intentado siempre (uf). Y yo no tengo un Gordo ni un vecinito por ahí que me ayude …. 😉
Robin: ¿nos seguirás alguna vez regalando otros problemas de ajedrez? Sea como sea, muchas gracias por todo en nombre mío y de muchos otros.
Un abrazo.
Solo hace un rato que he guardado el tablero y las piezas, y ya las estoy echando de menos. Tenerlas aquí a mi lado durante un mes me ha servido para descubrir que no tengo vergüenza, pues de lo contrario no me habría atrevido a mover ficha.
Pero tengo que agradecer a Robin el trabajo que se ha tomado no solo en preparar los problemas, sino en tratar de explicarnos cómo habría sido el desarrollo de todas y cada una de las jugadas propuestas. Y por la paciencia con que lo ha hecho, que lo hace merecedor de esas vacaciones a bordo del Interprise de Milord. Rogaré para que los vientos le sean favorables y arribe a buen puerto.
Espero encontrármelo por aquí con cualquier problemilla que se le ocurra, que siempre será una alegría verlo.
Un abrazo.