Hola, amigos:
A los que seáis aficionados al ajedrez (sobre todo a los finales de partidas, como me ocurre a mí) os propongo estos dos problemillas de mi invención, a fin de que si tenéis ganas de pensar en otra cosa para variar, echéis un rato en su resolución y me la comuniquéis sin tardanza para que yo os dé ese magnífico premio que siempre es una buena enhorabuena. 🙂
Ni que decir tiene que vosotros podríais hacer lo mismo, o sea, plantear problemas de vuestra cosecha o sacados de alguna publicación, indicando la fuente. (Se le irían poniendo números correlativos, claro).
Pero sí os aconsejo que el desenlace no precise más de dos movimientos ya que, a partir de tres, la cuestión se complicaría mucho por la cantidad de hipótesis que conllevaría, y no sería apropiado plantearlas y discutirlas en este medio. Ánimo y al jaque.
Un abrazo.
Buenas tardes a todos.
Buenas tardes, Madri: Qué bueno que no te hayas aburrido todavía. Se te agradece porque como últimamente eres mi única clienta, resulta que si tú te vas ♫ (como decía Perales) tendré que cerrar este instalache inmediatamente e irme con el tablero y la bolsita de fichas a dar la tabarra a otros cristianos (que se dejen, claro).
Para entendernos mejor, voy a copiar parte de tu comentario (en negrita):
No sé qué ha ocurrido para que haya desaparecido la plantilla del problema número 6, entre otras cosas. El caso es que no sé cómo recuperarlos.
Pincha en «Comentarios más antiguos» que está al final, y aparecerá ése en el que yo propuse el problema nº 6.
Pero, a lo que nos interesa. Una vez movida la ficha negra, el rey tiene que moverse también, ¿no?, porque su peón no puede hacerlo.
Sí, señora, así es. Pero no sólo «su peón» sino sus peones, porque hay seis.
Movemos el caballo de f7 a d6 y lo dejamos ahí en espera.
Espera, porque si haces eso, se acaba la partida.
El rey blanco tendrá que comerse la torre de b7, porque no tendría otra opción que irse a b8 y ponerse justo delante de ella.
Lo siento, pero el rey no puede comerse la torre porque ésta se encuentra en una casilla amenazada por el caballo que acabas de colocar en d6 y también por la torre que está en h7.
Si el rey hiciera eso, sería un suicidio, y ese acto no lo permiten las reglas del ajedrez. Dicho de otro modo: colocar al rey en una casilla que está amenazada (en jaque) es «ilegal».
Entonces, si no tiene un lugar seguro al que desplazarse, lo que va a hacer el rey (que aprecia mucho su vida) es quedarse en su casita (a8) sin moverse, porque ahí no lo amenaza nadie (no hay ninguna pieza de las negras que esté dando jaque a la casilla a8).
Entonces, ¿tienen que jugar otra vez las negras, o sea, dos veces seguidas? Ni pensarlo, aquí los turnos son rigurosamente alternativos.
Conclusión: se da por terminada la partida, porque se ha quedado bloqueada, con el resultado de tablas.
Si te ha quedado alguna duda, no dejes de preguntar cuanto quieras, Madri.
(Tengo que cuidar muy bien a mi clienta). 🙂
Siempre a tu servicio. Un abrazo.
Ja, preguntas, dices. Si ni siquiera sé qué preguntar…
Siempre me doy de narices contra las tablas.
En realidad me había equivocado de caballo. Es que como eran los dos del mismo color…
Nada, a ver si ahora hay más suerte.
Movemos el caballo de c8 a d6 con un objetivo. Proteger la torre compañera en b7 por si al rey se le ocurriera ir por ella. Como dices que no lo haría porque sería un suicidio, no tendría más remedio que moverse a b8, aparentemente un escaque seguro, pero luego moveríamos la torre de h7 a h8 y el rey blanco quedaría a merced de ella y, por otro lado, de la torre de b7 porque no habría otra, llamémosla así, salida.
Oye, que esto de ser tu única clienta tiene mucha responsabilidad…
EDITO:
Se me había olvidado la pregunta: ¿Es ahora jaque mate, o también hay tablas? 🙁
Vaya tela, ¿pues no resulta que he estado todo el día dándole vueltas a la cabeza al problema, moviendo caballos para arriba y para abajo, pero desde el lado de las blancas, con el tablero «al revés»? Así iba yo a encontrar la solución pronto…
Está claro que debo dedicarme a otra cosa. Pero no sin antes rendir pleitesía a la nueva joven promesa del ajedrez blasilero. ¿Quén iba a decir, verdad Sr. Robin, que nos iba a salir una chica tan espabilada? ¿Sabe que me gusta el hilo este, que está usted consiguiendo desoxidar mi viejo ajedrez? Me uno a la voz de los demás para hacer un grito común: ¡Otro, otro, otro…!
Saludos afectuosos.
Es que mover el rey a b8 también sería un suicidio (no es un escaque aparentemente seguro, como dices) porque, acto seguido, la torre que ha dejado de comer se lo comería a él. Ni siquiera se necesitaría a la otra torre.
Por lo tanto, el rey blanco no se puede poner en b7 (porque esa casilla estaría amenazada por el caballo que has puesto en d6) ni en b8 porque está amenazada por la torre de b7.
Pero el caso es que la solución del problema está ahí, a la vista de todos, y sólo es cuestión de probar los distintos movimientos que pueden hacer las piezas negras, que realmente no son tantos. ´Ánimo.
No le falta razón, Milord, porque estos problemas se suelen presentar desde el lado en que vería el tablero el jugador que maneja las blancas (y el jaque mate también lo suelen dar las blancas), y sin embargo yo los he presentado todos al contrario.
¿Y por qué lo he hecho de ese modo? Pues porque como aquí no hay blancas (en fondo blanco no se verían), habría tenido que estar diciendo constantemente las blancas que aquí son rojas o yo qué sé, y para evitarlo pensé que era mejor «trabajar» con las negras, que esas sí que son negras 🙂
De todos modos he respetado la disposición de las letras y los números del tablero y, además, he advertido en más de una ocasión a la selecta concurrencia que los peones blancos avanzan hacia la parte inferior.
También afectuosamente.
EDITO:
Si usted dice «¡otro, otro…!» es porque ya ha resuelto este, ¿no?
Entonces, cuéntenoslo todo, hombre, haga el favor, que estamos en ascuas.
O sea, ¡¿QUE TEMPOCO ES ASÍÍÍÍÍ?
Uf, le paso el testigo a otro. Venga, Milord, «arremánguese». Ponga el tablero al derecho y a jugar, que pocas opciones han de quedar ya… digo yo. Y si este mensaje en la botella llegara allende los mares, pues también, a ver si se anima alguien más.
Claro, he pedido «otro, otro» al considerar la jugada de doña Madri como la solución. Porque si la torre queda protegida por el caballo que estaba en E8, ¿qué otro movimiento puede hacer blancas? (Me temo que guarda usted otro conejo en la chistera).
Saludos
Jum, acabo de percatarme de lo que dice, claro. ¿Lo ve doña Madri? Hay que hacer justo lo contrario. Defender esa torre conduce a tablas. (Rey ahogado, ¿recuerda?). Hay que mover otra ficha para obligar al rey a que se la meriende. Seguiremos meollando. Dele fuerte doña Madrí.
Buenas tardes:
Para que no trabajes en balde ni de balde, que eso ya es lo último, déjame que te dé una pequeña explicación ajedrecística, Madri (y perdona el símil bélico, que lo utilizo para que esto se entienda mejor):
En el tablero que aparece abajo (que esta vez no es un problema) un poco ladeado por cierto, puedes ver al rey blanco por ahí en medio a merced de las huestes enemigas. Si es el turno de las blancas, es obligatorio que el rey se desplace a alguna de las 8 casillas que lo rodean. Aquí no vale decir «paso» porque no me interesa mover y que mueva el otro.
De ellas, las tres de arriba (fila 3) no están disponibles porque las amenaza la torre negra. Por lo tanto, si el jugador que maneja las blancas sitúa por un descuido a su rey en alguno de esos tres sitios, el árbitro de la partida anulará esa jugada porque es «ilegal»: no se puede colocar al rey en una casilla que ya esté amenazada (en jaque) por una pieza contraria. Es como si las piezas tuviera un misil tierra-tierra, que no dudarían en disparar (en este caso, lo haría la torre negra) en el momento en que el rey pisase cualquiera de las casillas que están en su línea de tiro.
Observa que tampoco podría desplazarse el rey blanco hacia su izquierda (f4) y capturar al caballo negro que la ocupa, porque esa casilla está amenazada por el alfil de h6. Ese alfil, mientras en la casilla f4 haya una pieza de su equipo, no va a disparar su arma, como es lógico, pero sí lo hará en cuanto la ocupe el rey enemigo.
Si seguimos tanteando comprobaremos que en la única casilla que se podría poner el rey es en la de su derecha (d4), porque no está en la línea de tiro de ningún misil del enemigo.
Hasta aquí, supongo que todo está muy claro.
Ahora bien, si suponemos que el caballo blanco que está en c2 solamente tiene una capita de cal por encima y que en realidad es un caballo negro, el rey tampoco se podría colocar en la que antes era la única casilla disponible (d4) porque también estaría amenazada. Entonces, ¿dónde lo ponemos? Pues tenemos que dejarlo donde está porque es «ilegal» situarlo en cualquiera de los ocho escaques que lo rodean.
Y si, como digo, es el turno de las blancas, la partida quedaría en ese momento terminada porque, por un lado, el rey no puede hacer ningún movimiento «legal», y por otro, porque las blancas no tienen otra pieza que pueda moverse, ya que el peón que está en h5 (vuelvo a decir que los peones blancos avanzan hacia la parte inferior) también está inmovilizado, en este caso por el alfil negro. Esta sería, pues, una partida que terminaría en tablas.
Pero ahora vamos a suponer, además, que el alfil blanco, que está en h1, es un espía muy bien disfrazado y que en realidad es también una pieza de las negras. En tal caso, estaría dando jaque al rey blanco, ¿no es así? (Para no confundirte con esos cambios: ahora todas las piezas del tablero son negras a excepción del rey blanco y el peón).
Bien, pues esta situación ya no sería como la de antes –en la que el rey se quedaba la mar de a gusto en su casita–, porque ahora por una ventana le puede entrar el disparo del misil del susodicho alfil. Por lo tanto, como el rey blanco está en jaque dado por el alfil, y también estaría en jaque en cualquiera de las ocho casillas circundantes, esto sí que sí sería un jaque mate.
En suma: la diferencia entre jaque mate y tablas por rey ahogado –cuando el rey se encuentra inmovilizado y no se puede mover ninguna otra pieza– reside en que el aposento del rey esté o no esté, respectivamente, amenazado por una pieza contraria. Eso es todo.
……
Ah, otra cosa: en caso de situación de jaque mate, la partida se termina en ese momento: fin, ya está, se acabó, adiós muy buenas, porque como es evidente que en la siguiente jugada el rey quedaría fulminado por un proyectil enemigo, ¿qué necesidad tenemos de gastar municiones y manchar el tablero de un líquido viscoso de color azul?
No, en serio, eso es una costumbre, una convención, que se implantó hace siglos. En esta página de wikipedia se habla brevemente del significado, etimología, etc. del jaque mate.
Y ya que estás en esa página, fíjate en lo que yo decía ayer a Milord: que la presentación del tablero se suele hacer desde el lado en que se sitúa el que juega con las blancas. Por eso aquí el alfabeto va creciendo de izquierda a derecha, y la numeración de abajo arriba, o sea, justo al contrario de como he presentado yo los tableros, que corresponde a la vista del mismo que tiene el jugador que maneja la piezas negras. Pero nada de esto influye en la resolución de los problemas.
Espero haberte aclarado algunos conceptos, o por lo menos no haberlos enredado más. Un abrazo.